Hace mucho más de un año que dejé de escribir en este blog. Cuántas cosas han cambiado de lugar desde entonces. Aunque a veces pareciera que no, que todo está en el mismo sitio. Pero es solo una apariencia. A lo largo de estos meses me he hecho a la costumbre de no vivir la misma rutina, de modo que ahora no siempre sé qué día de la semana o del mes es. Olvido montones de cosas. Los mapas mentales de las calles que había en mi cabeza han sido sustituidos por mapas en blanco que se escriben conforme busco una calle (es sorprendente la cantidad de vueltas que termino dando por eso). Pasé de vivir presa de una rutina tediosa (que odiaba cada vez más) a experimentar ajustes de horarios y planes cada semana, cada día. Quizás es por eso que le he dado tantas vueltas al hecho de regresar a este sitio. Hubo días en los que pensé que no volvería a hacerlo nunca más, hasta que finalmente comprendí que tenía que escribir un último post y mudarme de sitio, pues este blog lo empecé buscando deshacerme del terrible síndrome del Sunday Blues que entonces me aquejaba y así no es como vivo ahora los domingos. Pensé también en dejar de escribir tonteras de blog, pero no me es posible. Así que desde ya pueden mudarse conmigo a hablar de la alegría desmesurada que implica la comida en este blog o a este otro, donde voy acumulando notas sueltas del día a día.
ajá,sí,ajá
lunes, junio 18
domingo, enero 16
Una pausa
Fue para hablar de la tristeza y el desasosiego que me provocaban las tardes de domingo que postée por primera vez en este blog (el llamado Sunday blues, pues), hace poco menos de dos años. Y es una tarde de domingo que escribo para ponerlo en una pausa indefinida. Entre ese domingo (aunque el post esté fechado en martes, fue un domingo cuando lo escribí) y este, muchas cosas han pasado en mi vida. Las suficientes como para tener la idea de que ha pasado mucho más tiempo que dos años. Entre ellas, el darme cuenta de que aferrarme a los domingos solo fortalecía mi aberración por los lunes. El aprender a disfrutar cada día y lo que este implica, sin importar si se trata de un día de descanso o un día de trabajo o de frenética actividad casera y personal. Todos, al final, son días hechos de 24 horas. Llenos de minutos para sentir, respirar, amar, echar a perder y divertirse. Y ahora, con eso ya un tanto más claro, es hora de sumergirme en una especie de retiro para ponerlo todavía más en práctica. Para deshacerme de más y más equipaje innecesario. No descarto que mientras estoy en ello alguno que otro post pueda aparecer por aquí. Ya veremos. Por ahora, helo en pausa. Gracias por leerme. Gracias por comentar y compartir conmigo este espacio. Ya volveré a alimentarlo (o eso espero).
sábado, enero 1
Mi 2010, en sí
Mi plan era escribir este post antes de que terminara 2010, pero evidentemente no lo hice. Será que es uno de esos posts que escribí y reescribí en mi mente varias veces sin llegar a una versión que me hiciera decir: sí, por ahí va. Será que no me decidía entre hacer un recuento minucioso o limitarme a un par de palabras (entre ellas: gratitud). Al final he decidido más bien hablar de cómo me sentí ayer por la noche, con el año extinguiéndose. Porque eso aprendí a hacer en los 365 días que lo comprendieron. Porque contrasta completamente con mis sentimientos en la víspera del 2009, cuando nadaba en un profundo pozo de agotamiento, frustración y enojo. Mucho enojo. Pero anoche, envuelta en mi pijama, mi corazón vibraba de alegría y de gratitud por el simple hecho de estar aquí. Sonreí al recordar a cada una de las personas con las que compartí el año que recién se nos fue. Por haber comprendido que el gozo de transitar cada día no depende de cuánto se ajuste (o no) a nuestras expectativas y deseos, sino enteramente de aceptarlo como es, de abrirle los brazos y escuchar qué tiene que decirnos y darnos. Anoche lagrimeé de felicidad. Me sentí rebosante de amor. De oxígeno. Y todo, gracias a lo sucedido entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2010. De ahí que hablar de lo bueno y lo malo perdiera sentido. Mi sentir la noche de anoche no habría sido posible sin el conjunto. Qué dicha saber eso. Qué paz.
jueves, diciembre 23
Mi 2010, en música
Si hiciera un conteo de los conciertos a los que no fui y no me habría molestado ir (como Andrés Calamaro, Stereo Total, Belle & Sebastian... ), la siguiente lista no estaría tan anoréxica como lo está (aunque en una de esas no hubo tantos conciertos como imagino al momento de escribir esto). Pero, independiente al factor cartera (que este año andaba pensando en otras cosas), tampoco puedo decir que soy verdadera entusiasta de ir a todos-todos los conciertos que dan las bandas que suelo escuchar de vez en vez. En este asunto soy más rigidita, digamos. Como que profeso amor concertil únicamente a unos pocos. En fin. Pláceme mucho que a dos de los tres a los que fui valen por no-sé-precisar-cuántos-otros. Por lo mucho que me emocioné en ellos. Especialmente el de Roger Waters, que se inscribió como uno de los mejores de mi vida. No exagero (aunque como ya dediqué un post previo a este hombre, la foto elegida para este es del otro concierto que robó mi corazón). Entonces, ¿a cuáles fui? Pues al Corona Festival: concretamente a ver a los Pixies y a Regina Spektor. A Arcade Fire. Y ya sabemos, a Roger Waters/The Wall. Y ya.
En cuanto a conteo de discos o canciones que marcaron este 2010 tiene que ver, rayo en el terreno de lo desastroso. Mi problema, ya se sabe, es que me gusta demasiado el silencio y cuando realmente una banda alcanza las fibras de mi coranzocito musical me obsesiono tanto que repito un disco o una canción suya (y no precisamente nuevos) a niveles obsesivos insanos. Lo que hace que mi banda sonora de cada año carezca de sustanciosa variedad. No les miento al decir que buena parte de los días y trayectos correspondientes a este se me fueron en compañía de los mismos discos que el año pasado y dos más:
Seventh Tree, de Goldfrapp ("Happiness" ha de haber sido una de las canciones que más, más, más repetí) y el soundtrack de Where the Wild Things Are, de Karen O and The Kids ("All is Love" ha de ser la segunda que más, más, más repetí). Sin contar los días en los que me acompañaron mis músicos de siempre-siempre. Qué le vamos a hacer, me gusta demasiado la familiaridad musical.
Mi 2010, en películas
Hacer este conteo me ha resultado muchito más complicado que el anterior. No colecciono los boletos de cine ni cumplí aquello de también llevar un registro en este rubro. Pero sí el abalanzarme con menos empacho a las salas de cine y al sillón de mi casa, al menos en comparación con el año pasado, que estuvo paupérrimo. Si a eso sumamos que increíblemente logré echarme la Muestra Internacional de Cine completa, diría que la lista está nutridita. Eso sí, incluidas aquí están únicamente las películas que vi por primera vez. ¿Orden? Ninguno. Están a la buena de como las fui recordando y compilando gracias a los tops del año de diferentes medios. Así que no dudo que haya omitido una que otra. En bold, las que más en éxtasis me dejaron al llegar a los créditos. Así sea porque no paré de reír al verlas.
Fantastic Mr. Fox
Iron Man 2
Alice in Wonderland
Prince of Persia
Sherlock Holmes
Date Night
The Hurt Locker
A Serious Man
Shutter Island
The Blind Side
Zombieland
The Ghost Writter
Where the Wild Things Are
Precious
The Road
Imaginarium of Dr. Parnassus
An Education
Julie & Julia
The Men Who Stare at Goats
My Neighbor Totoro
RockMarí (por razones con altos tintes de nepotismo. Reconozco que está pésimamente dirigida y... bueh).
Ponyo
Crepúsculo
Luna nueva
Eclipse
Frost/Nixon
Toy Story 3
Rosemary's Baby
Elegy
Away We Go
Moon
Despicable Me
Los hombres que no amaban a las mujeres
The Lovely Bones
Across the Universe
Mary & Max
How to Train Your Dragon
The Town
Up in the Air
Eat Pray Love
Thirst
Inception (no, no olvidé resaltarla. De veras que no me pareció tan maravillosa).
Kick-Ass
Scott Pilgrim vs. The World
Let the Right One In
El extraño caso de Angélica
Verano de Goliat
Ha ha ha
Un hombre que llora
Copia fiel
Anticristo
Somewhere
La leyenda del tío Boonmee
Submarino
La Pivellina
La mirada invisible
White Material
De Dioses y de hombres
The Kids Are All Right
Un filme socialista
You Will Meet a Tall Dark Stranger
Tetro
Tender Son
Bright Star
Y sí, me falta The Social Network. Pero con esa cerraré el año la próxima semana.
*Muchas de estas películas están comentadas en mi experimento de tragadera de entretenimiento hecho blog: dietadeocio.blogspot.com Por si gustan darse una vuelta.
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