Me gusta la leche fría (también la palabra leche). Me encanta ver leche servida en un gran vaso de cristal. Contenida en botellas de cristal. Pero, sobre todo, me fascina ese primer trago a la leche recién salida del refrigerador, en el que se percibe perfectamente el sabor característico de la marca en cuestión. Porque no, no todas las leches saben igual. Como en el agua simple, su sabor varía de una marca a otra, de la fresca a la de caja. Y yo prefiero la fresca. Sea de bote o verdaderamente fresca, de establo, pues.
De ahí que me parezcan poéticas las escenas de películas en las que los personajes (no importando su carácter) disfrutan un vaso con leche. Como en la primera secuencia de Inglorius Basterds, cuando el malo-malísimo de Hans Landa (Cristoph Waltz) pide un vaso con leche a su interlocutor antes de interrogarlo. Ajá. Un buen vaso con leche antes de matar.
O como en esa escena de Stranger Than Fiction, (cuyo diálogo reproduzco abajo) en la que después de hacerle el día miserable, Ana (Maggie Gyllenhaal) le sirve al grandulón de Harold (Will Ferrell) un vaso con leche, acompañado de unas galletas recién horneadas, para consolarlo. Ajá. Un buen vaso con leche y galletas para reparar el daño.
Harold Crick: Well, goodnight.
Ana: Want a cookie?
Harold: Oh, no.
Ana: Oh c'mon. They're warm and gooey and fresh out of the oven.
Harold: No, I don't like cookies.
Ana: You don't like cookies. What's wrong with you?
Harold: I don't know.
Ana: Everybody likes cookies.
Harold: No, I know.
Ana: After a really awful no-good day, didn't your mama ever make you milk and cookies?
Harold: No. My mother didn't bake. The only cookies I ever had were store bought.
Ana: Hm. Okay. Sit down.
Harold: No, I'm --
Ana: No. Sit down. Now -- eat a cookie.
(She places a glass of milk and a plate with a cookie in front of Harold.) Harold: I really can't...
Ana: Mr. Crick, it was a really awful day. I know, I made sure of it. So pick up the cookie, dip it in the milk and eat it.
(Harold does so.)
Ana: Want a cookie?
Harold: Oh, no.
Ana: Oh c'mon. They're warm and gooey and fresh out of the oven.
Harold: No, I don't like cookies.
Ana: You don't like cookies. What's wrong with you?
Harold: I don't know.
Ana: Everybody likes cookies.
Harold: No, I know.
Ana: After a really awful no-good day, didn't your mama ever make you milk and cookies?
Harold: No. My mother didn't bake. The only cookies I ever had were store bought.
Ana: Hm. Okay. Sit down.
Harold: No, I'm --
Ana: No. Sit down. Now -- eat a cookie.
(She places a glass of milk and a plate with a cookie in front of Harold.) Harold: I really can't...
Ana: Mr. Crick, it was a really awful day. I know, I made sure of it. So pick up the cookie, dip it in the milk and eat it.
(Harold does so.)
Sí, yo creo que un buen vaso con leche fría (galletas o pan dulce chopeados de por medio o no) es un placer. Es como transportarse a un lugar seguro con solo un trago.
¿No te pasa que la leche te quita la sed o lo enchilada?
ResponderEliminarEs el mejor remedio para muchas cosas, incluyendo el alma.