Justo cuando Oriente ya no se sale de mi cabeza, doy con estas exquisitas ilustraciones que pertenecen al francés
Quentin Greban. Un descubrimiento que hay que achacarle (y por supuesto, agradecerle) a la dueña de este blog de por
acá, experta cazadora de semejante tipo de golosinas. Yo traviesamente nomás le tomo una que otra del jarro.
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