lunes, junio 18


Hace mucho más de un año que dejé de escribir en este blog. Cuántas cosas han cambiado de lugar desde entonces. Aunque a veces pareciera que no, que todo está en el mismo sitio. Pero es solo una apariencia. A lo largo de estos meses me he hecho a la costumbre de no vivir la misma rutina, de modo que ahora no siempre sé qué día de la semana o del mes es. Olvido montones de cosas. Los mapas mentales de las calles que había en mi cabeza han sido sustituidos por mapas en blanco que se escriben conforme busco una calle (es sorprendente la cantidad de vueltas que termino dando por eso). Pasé de vivir presa de una rutina tediosa (que odiaba cada vez más) a experimentar ajustes de horarios y planes cada semana, cada día. Quizás es por eso que le he dado tantas vueltas al hecho de regresar a este sitio. Hubo días en los que pensé que no volvería a hacerlo nunca más, hasta que finalmente comprendí que tenía que escribir un último post y mudarme de sitio, pues este blog lo empecé buscando deshacerme del terrible síndrome del Sunday Blues que entonces me aquejaba y así no es como vivo ahora los domingos. Pensé también en dejar de escribir tonteras de blog, pero no me es posible. Así que desde ya pueden mudarse conmigo a hablar de la alegría desmesurada que implica la comida en este blog o a este otro, donde voy acumulando notas sueltas del día a día.  



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