domingo, abril 4

Cosas simples

Las historias de Murakami (ustedes disculparán la insistencia con el hombre) me gustan por muchas cosas. Pero el otro día caí en cuenta de un detalle en particular que me fascina de ellas: el gozo del que dotan sus personajes a las actividades más cotidianas y rutinarias, como lavar ropa, lavar trastes, vestirse pulcramente, escuchar música, hacer las compras en el súper, tomarse una cerveza, fumar, beber, cocinar, comer, estar en sus casas en solitario... Ha de ser que yo también disfruto algunas de ellas, y que algo (o mucho) de bello tiene hallarle el gozo a la cotidianidad, por simple que sea. Total, de ella están impregnados buena parte de nuestros días.

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