martes, junio 8
Mi infancia en historietas
A cuento de nada, el otro día salió a la plática qué historietas leía de escuincla, aparte deMafalda. Y junto con un alud de buenos recuerdos y carcajadas emitidas vinieron a mi mente los ejemplares desgastados de Calvin y Hobbes (ni crean que me identificaba con su risible egoísmo de hijo único), Lorenzo y Pepita, Archie (sí, Archie. Y yo era, claro, de las que detestaban a Verónica) y, en mucho menor medida Peanuts (adoraba el disfrazado mal carácter de Woodstock). Recordé también que me aburrían de forma soberana Ásterix y Óbelix (por más que uno de mis tíos les profesara un amor beato) y que, salvo por su odio recalcitrante a los lunes, nada me hacía soportar a Garfield (aunque Odie me pareciera un perrito tan adorable como estúpido). Hoy sólo conservo mis ejemplares de Mafalda, pero me gustaría contar con los de Calvin y Hobbes para releerlos. ¿Los venderán aquí? Pero fuera de si las encuentro físicamente o no, a ustedes, ¿qué historietas los hacían reír?
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Precisamente Peanuts. Es una de esas cosas que mis papás me heredaron (junto con los Beatles) y que atesoro y amo con pasión desmedida.
ResponderEliminarEl especial navideño y la Gran Calabaza son partes básicas de mi infancia, y aún hoy, si me topo una pelicula de Snoopy, la veo. Sudaderas, pijamas, blusas: las compro.
Amo particularmente la relación de Snoopy y Woodstock, es como la relación que yo tengo con mi hermano. =)