Invariablemente solemos desear que nos acaricien las mejillas vientos más amables que los que soplan. Tanto como nos cuesta trabajo disfrutarlos cuando eventualmente llegan. Entonces estamos preocupados por cuánto durarán, preguntándonos si en realidad nos merecemos esa brisa tan conciliadora. Y luego... todo se repite una y otra y otra y otra vez. Así hasta que se nos gastan los días y nos decimos que el verdadero secreto consistía en haberlo aceptado todo así como venía. Total que siempre parloteamos recriminatoria o amenamente con el pasado o el futuro, en lugar de sentarnos con serenidad a tomar el té con el presente. Ha de ser que resulta intimidante sostenerle la mirada a un interlocutor que siempre te mira con firmeza. En ello pensé cuando leí las últimas líneas de Toby Young en How To lose friends and alienate people.
You know where you are with failure –it has an air of solidity about it. But success feels fleeting and insubstantial –a mirage that might vanish at any moment. Where's that little boy in the audience? And why hasn't he stood up yet? It's only a matter of time.
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