¿Te gusta la comida?, ¿consigues sentir su sabor? Cuando te despiertas por la mañana, ¿estás contento? ¿Estás contento durante el día? Y cuando te vas a la cama a dormir, ¿te encuentras bien? Cuando ves a un amigo venir hacia ti, ¿te alegras? ¿Te fastidia? Cuando ves un paisaje, ¿se te mete dentro, te impresiona? ¿Y la música? Intenta pensar en el extranjero, ¿te gustaría ir?, ¿te excita la idea? ¿o te preocupa?
¿Esperas con alegría el día de mañana? ¿Lo que sucederá dentro de tres días? ¿Y el futuro? ¿Te excita? ¿Te entristece? ¿Y ahora? ¿Te van bien las cosas ahora? ¿Estás contento contigo mismo?
–Estas preguntas –sonrió mamá mirando a Yoshio a los ojos – son el checkpoint secreto de la vida que me enseñó el abuelo.
(...)
–¿Cuando uno tiene problemas, debería hacerse estas preguntas y contestárselas él solo?, pregunté.
–Así es, asintió mamá. Pero no hay que mentirse nunca. Uno puede responderse que está mal, que es un desastre, etcétera. Cada noche, antes de dormir, hay que cerrar los ojos y plantearse estas preguntas seriamente. Aunque los días negativos se sucedan, hay que seguir planteándolas. El simple coraje de hacerlo empieza a construir un centro. Parece una religión, pero quizá necesitemos tener una.
Estas preguntas no deben servirnos para que nos construyamos coartadas. Si hacérnoslas nos tranquiliza demasiado, podemos no darnos cuenta de que nos encontramos en una situación crítica. Recordadlo: uno no puede mentirse a sí mismo.
*Esta conversación (aquí en versión condensada) se da en Amrita, de Banana Yoshimoto.
Me encantó ese libro. El personaje, su familia, las cosas sobrenaturales que les suceden, sus diálogos. Me llegó hasta el fondo.
ResponderEliminar:)
Esa Yoshimoto es grande, grande. Lo más emocionante es que hay dos libros más de ella no traducidos al español. Así que entre que los consigamos en inglés o Tusquets se decida a sacarlos, nos esperan más de sus melancólicos caramelos de ella en el camino (si es que no has leído esos otros dos). :D
ResponderEliminarSólo he leído Amrita, pero Kitchen y Tsugumi ya están en mi librero esperando ser leídos (y yo me muero de impaciencia por hacerlo). A buscar los dos que faltan se ha dicho. :)
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