martes, octubre 26

Siempre pasan cosas

Llevo varios días pensando en la facilidad e incluso el desprecio con los que solemos decir que no pasa nada en nuestras vidas cuando, en el sentido más estricto, siempre están sucediendo cosas. No sólo a nosotros, también frente a nosotros, a nuestro alrededor. Que no pase lo que queremos, como lo queremos, en el momento que queremos... es otro asunto. Pero si uno pone atención, en vez de andar divague y divague, puede notarse que el día entero está compuesto de pequeños y grandes sucesos, uno detrás de otro, incesantes. Cambios en el paisaje, en el entorno. Personas con las que nos encontramos, casual o deliberadamente. Noticias de las que nos enteramos. Accidentes caseros u oficinísticos que nos desesperan o nos hacen reír (según el humor del que andemos). Sensaciones. Emociones. Acciones. Reacciones (propias y extrañas). Gente que viene y va. Hechos inesperados. Descubrimientos. El mundo sucede a tiempo completo, con nosotros ahí incluidos. Y eso es mucho más que suficiente para embriagarse un día sí y otro también, independientemente de nuestras expectativas ante un domingo, un lunes o cualquier otro día de la semana. Ningún día es igual, aunque echemos mano de sólo siete nombres para llevar un control de su transcurrir. Digo yo.

2 comentarios:

  1. La cuestión, pienso yo, es que hay cosas que pasan para que se las contemos a los demás y otras que son para nuestro diario personal. Esto también depende de nuestra memoria y habilidad para contarlas o, en este caso, escribirlas. :)

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  2. Sí que sí, aunque creo que a veces pecamos de pensar que como son cosas que sólo nos atañen a nosotros, no cuentan. Y luego hasta nos sentimos mal porque no tenemos nada 'relevante' que contarle a los otros. A veces siento que sobrevaloramos los fuegos pirotécnicos, pues. :P

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Anda, anda, escupe...