domingo, enero 16

Una pausa


Fue para hablar de la tristeza y el desasosiego que me provocaban las tardes de domingo que postée por primera vez en este blog (el llamado Sunday blues, pues), hace poco menos de dos años. Y es una tarde de domingo que escribo para ponerlo en una pausa indefinida. Entre ese domingo (aunque el post esté fechado en martes, fue un domingo cuando lo escribí) y este, muchas cosas han pasado en mi vida. Las suficientes como para tener la idea de que ha pasado mucho más tiempo que dos años. Entre ellas, el darme cuenta de que aferrarme a los domingos solo fortalecía mi aberración por los lunes. El aprender a disfrutar cada día y lo que este implica, sin importar si se trata de un día de descanso o un día de trabajo o de frenética actividad casera y personal. Todos, al final, son días hechos de 24 horas. Llenos de minutos para sentir, respirar, amar, echar a perder y divertirse. Y ahora, con eso ya un tanto más claro, es hora de sumergirme en una especie de retiro para ponerlo todavía más en práctica. Para deshacerme de más y más equipaje innecesario. No descarto que mientras estoy en ello alguno que otro post pueda aparecer por aquí. Ya veremos. Por ahora, helo en pausa. Gracias por leerme. Gracias por comentar y compartir conmigo este espacio. Ya volveré a alimentarlo (o eso espero).

3 comentarios:

  1. Felices pausas ! Feliz viaje ! Feliz Vida!

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  2. ¿Y ahora qué me hará decir "ajá sí ajá"?

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  3. Pensé en escribir que extrañaba este blog, y sí, pero también me gustan mucho tus crónicas, así que mejor me paso para allá, jojo. Besitos.

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Anda, anda, escupe...