miércoles, abril 15

Nunca seré como...

El Dr. House o Cristina Yang. Y no porque no muerda de ganas por tener una rebanadita (aunque sea) de su respondonería tan políticamente incorrecta y, sin embargo, tan inconmensurablemente admirable. Qué gozo eso de andar por la vida provocando a la gente, restregándole sus verdades sin empacho, dejándolos callados a punta de inteligentísimos e irrebatibles (en apariencia) argumentos, sin mayores consecuencias que un airado "qué grosero, qué bruto y qué grosero" (dicho con el tono de Las Ultrasónicas). 
Lo que me parece una lástima es que, para ser así, el requisito de contrapeso pareciera ser un total retardado emocional que no puede relacionarse si no es consigo mismo. Qué basura aquello del 'no se puede todo'. Me basta entonces con seguir degustando los diálogos estilo House-Yang capítulo a capítulo y rascarle su lado más amable a mi espíritu siempre conciliador. Porque, para qué negarlo, llegué re-tarde a la fila del cinismo y lo mío es más bien el estilo George Constanza: doy con LA respuesta 80 años después. Ay, qué risa.

1 comentario:

  1. Jajaja, todos llevamos un George Constanza dentro... bueno, a veces no tan dentro, a veces dolorosamente a flor de piel.

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Anda, anda, escupe...