16. La placidez del cuerpo sudado después de ejercitarse.
17. Pasar por un parque y subirme a un columpio.
18. La gente que al saludar te abraza con verdadera calidez.
19. Las chapotas que me salen tras hacer ejercicio.
20. Hacerle piojito a mi mareado o a Taco.
21. El sonido de las hojas de los árboles movidas por el aire.
22. Hacer obsequios sin motivo alguno.
23. Por ende, escribir notas de regalo y dedicatorias personalísimas.
24. Subirme al elevador de mi casa y olvidar apretar el botón del piso al que voy (me pasa a cada rato).
25. Quitar los jirones o burbujas derivados de la humedad en alguna pared. Supera a ponchar las burbujas estas de plástico que ahora no sé cómo se llaman.
26. Encontrar por casualidad en la tele una peli que tenía ganas de ver.
27. Andar descalza.
28. Anotar en una tarjetita las frases o pasajes que me gustan de un libro.
29. Comprobar que la complicidad y las sonrisas con la mirada sí que existen.
30. Levantarme a trozos el esmalte de uñas (cómo son 'buenos' los barnices caros para eso).
31. Mirar por la ventanilla de un avión, por encima de las nubes (no importa si voy o vengo).
32. Aterrizar de vuelta en el D.F., MI ciudad.
33. Doblar los dedos de los pies hacia dentro mientras estoy sentada y descalza.
34. Quitarme con unas pinzas las cejitas que están de más.
35. Caminar por las calles despejadas un domingo por la mañana.
36. Saberme la más yo cuando estoy en casa.
37. Ver las fotos que hay en mi refri.
Sí, sí continuará todavía...
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