lunes, julio 27

De mamases y papases

Si en la lotería de las mamases y los papases a uno le tocan los debidos, uno crece dando por hecho que siempre estarán por ahí, a la mano, para nosotros. En las buenas y en las malas. Uno se cree que son tan imbatibles e imperturbables como las mismísimas Rocallosas (o yo al menos eso creía). Pero de pronto, un día cualquiera, uno entiende que no, que las mamases y los papases no son esas rocas inamovibles que nos pensábamos. O, por lo menos, que han dejado de serlo. De la noche a la mañana, un detalle simple los delata: un caminar más lento, una pancita, canas al por mayor, achaquecitos vueltos rasgos... Un buen día, lo que nos queda de ingenuidad infantil se resquebraja para dejarnos ver, de frente, lo que siempre han sido: seres humanos, vulnerables como cualquiera. Un buen día, uno se ve afrontando la mortalidad de las mamases y los papases. Y, sólo entonces, aunque haga ya tiempo que uno está a la intemperie de la vida, se comprende mucha de su vastedad. Quizá el resto sólo se entienda cuando ellos se nos van.

1 comentario:

  1. Angel Perez Pascualjulio 29, 2009

    Asi es, nos damos cuenta de su mortalidad y al mismo descubrimos la nuestra por sentido natural del tiempo los seguimoso bastante de cerca, ¿que nos impacta màs? ,buena pregunta cada cual tiene su respuesta, o su miedo.
    Lo cierto es que vemos que algo muy solidario se va yendo,sabemos que nos quetan muy pocas asideras en asi de incondicionales y despues ya sabemos...... APP

    ResponderEliminar

Anda, anda, escupe...