jueves, febrero 18
Ellas me cantan
Aunque soy muy poco musical (tanto que puedo ir feliz-feliz en mi auto sin la radio encendida), tengo fiel debilidad por ciertas cantantes femeninas. Sobre todo aquellas con voces que me llevan a una curiosa y pacífica especie de melancolía. Sin importarme un rábano de qué hablan en realidad las letras de sus canciones. Así, por el simple hecho de escucharlas.
Inevitablemente llegan a mi vida los momentos en los que sé que el único y verdadero remedio para nivelar mi mood es recurrir a alguna de ellas. Y entonces pongo una y otra y otra vez sus discos. En el tráfico. En la casa. En el iPod. En la oficina. Durante horas o días enteros no las escucho más que a ellas. Hasta que de pronto, tal como vino, se esfuma mi necesidad de su compañía y regreso a mi silencio habitual. Hasta que, en cuestión de semanas, meses o incluso años, repito el círculo.
A algunas las escucho desde niña. Otras, claro, se han ido adhiriendo con los años a mi cortitita lista de verdaderos imprescindibles sonoros. Cosa extraña: nunca he sentido la misma conexión con ningún cantante masculino. Aunque haya un par que me gusta. Será que ellas cantan con mucho sentimiento. Será que su voz y su música le resultan abrigadoras a mi ánimo. Será que una parte de mí conecta de forma por completo irracional con ellas. No sé bien. Sea lo que sea, agradezco que existan. Aretha Franklin. Janis Joplin. Carol King. Natalie Merchant. Beth Gibbons. Cat Power. Regina Spektor. Jenny Lewis. Dense por aludidas, por favor.
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