miércoles, marzo 31

10 reflexiones (personales) sobre el caso Paulette


Es el tema del día y no voy a salir con que no me ha dado vueltas en la cabeza. Y es que a mí, casos como este (o como el del chico que atropelló al policía por evitar el alcoholímetro) me dejan pensando muchas cosas sobre nuestras conductas como seres humanos, como animales sociales, sobre nuestras reacciones y emociones. Aquí, diez reflexiones personalísimas (sin otro orden que como me fueron viniendo a la mente) a raíz del tristemente célebre caso Paulette:

1. Hoy todos decimos que sospechamos desde el principio que la niña no estaba perdida. Puede que algunos sí, otros no. No importa. Sólo creo que después de tanta cobertura y deilusión mediática, a muchos se les minarán las pocas o muchas ganas de difundir mensajes de ayuda de este tipo en un futuro. Qué pena por los que en verdad la requerirían.

2. No sé por qué a la hora de juzgar a la gente se nos olvida que, como nosotros, son seres humanos. Que las cosas nunca son negras o blancas. Todos creemos que somos buenas personas, incapaces de mover un dedo. Pero yo creo que bajo presión extrema, ante situaciones traumáticas graves o bajo el influjo ardiente de una emoción a chorro, cualquiera puede darse un encontronazo con un yo completamente absurdo. Por más que pregonemos lo contrario, somos capaces de mucho más de lo que nos gusta creer. Olvidamos que, así como somos frágiles, podemos ser dementes.

3. Somos unos clasistas de mierda. Somos adictos al drama y al morbo.

4. La cantidad de malas y absurdas decisiones que uno puede tomar en momentos de estrés severo pueden ser sorprendentes. El miedo, la culpa, el terror... Sólo unos segundos nos separan de las fatalidades.

5. En este país, para llamar la atención de las autoridades y sí, de algunos periodistas, hay que tener dinero o buenos contactos. ¿Cuántos niños se pierden a diario? ¿Y a cuántos no les importa un comino moverse para que aparezcan? ¿Cuántos carteles de personas desaparecidas no se convierten en basura por las calles?

6. El resentimiento social se potencia gracias al anonimato en las redes. La gente es capaz de argumentar las cosas más descabelladas y crueles porque no tiene que dar la cara.

7. Nuestras autoridades son de un incompetente horrendo. En la acción, en el compromiso, en el hablar... Qué tristeza inmunda.

8. De que hay recursos (mal administrados) y voluntad social, los hay. Pero somos muy roñosos y caprichosos para encausarlos.

9. Ser padre no es sinónimo de ser una persona juiciosa a tiempo completo. Dentro de la naturaleza humana tiene cabida la perversidad. Así que, para mí, todos corremos un poco de peligro.

10. Alguien necesita preocuparse por la hermanita de 7 años de Paulette. A esa edad, uno capta y almacena muchas cosas, aunque no se las entienda del todo. Lo que le espera es durísimo. Sea lo que sea que realmente haya pasado, las circunstancias que le ha tocado vivir son una verdadera putada.

Ah, y me quedo con una pregunta ociosa... Todos aquellos que difundieron el mensaje, y que usualmente desconfían de este tipo de cadenas, ¿por qué decidieron ayudar esta vez? ¿Por qué confiaban en quien originalmente se los había mandado? ¿Porque se trataba de una niña linda? ¿O por qué?

2 comentarios:

  1. muy bueno... totalmente de acuerdo con la número dos; al hombre no se le juzga.

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  2. Laura Gamboaabril 02, 2010

    De acuerdo en todo chula, especialmente en el punto 2 y 3.
    También está el asunto de que no es común ver a una familia "bien" pasando por una experiencia de este calibre. Por un lado, porque invierten demasiado en guardar las apariencias, y por el otro, porque es más impactante ver a una familia que teóricamente tiene una vida perfecta, pasar por un reality check de este calibre, que ver a una familia pobre o clase media, que cotidianamente enfrenta las dificultades de la vida, pasar por una penuria más.
    Claro, es terrible, las desgracias ajenas no deberían dar rating, no deberían ser explotables, pero lo son, ¿por qué?, por lo que dijiste: morbo.
    Y también por otra cosa que dijiste: porque todos somos capaces de las peores atrocidades, y ver que otros "se dan el lujo" de cometerlas, siempre nos mueve algo por dentro, aunque esto que se mueve no sea nuestra mejor parte, ni mucho menos.
    Besos, escorpiona querida.

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