sábado, junio 12
De alto impacto
La pintura no es una expresión con la que fácilmente me entienda. Nací trunca para eso del flujo de emociones con un lienzo. No importa por quién esté firmado. No importa cuántas páginas de libros haya contemplado para intentar captar algo o cuántos museos haya visitado. He estado parada frente a cuadros considerados como grandes obras maestras y... nada. Parezco sorda. Me sigo de largo. Cosa que en esos momentos me ha dado pena propia y ajena, pero qué le va uno a hacer. Si se está pictóricamente tullida, se está y punto. Me conformo con saber que existen felices chispazos en los que sucede lo contrario. Y encursivo felices porque esos chispazos se me dan con autores algo torturados. Es algo muy primitivo de mi parte. Así pues, tratándose de pintura sólo escucho gritos como los de Tetsuya Ishida, a quien descubrí en una de esas joyitas de links que se encuentran en Twitter (este en concreto es aportación de @Ruys). Agárrense sus tripitas y echen un vistazo a su obra justo aquí.
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