miércoles, agosto 25

Mi crush con Marilyn y sus fotos



Si hay fotos de celebridades que me atrapan son las de Marilyn Monroe. Sobre todo aquellas que la captan algo desprevenida, despojada de la pose sexy con vestidos y peinados acartonados, o en situaciones más mundanas. Esas en las que sonríe más la persona que la actriz, en las que se nota cómoda con su cuerpo. Y en las que más atractivo destila, según yo. No sé bien en qué momento o a raíz de qué surgió mi crush con este tipo de tomas suyas, pero estoy casi segura que de tener miles y miles de dólares no me molestaría destinar unos cuantos para adquirir alguna de ellas. Cosa que resulta aún más curiosa porque no he visto ninguna de sus películas (y tampoco es que pretenda hacerlo), no conozco los detalles de su vida con lupa de fan y todo el misterio sobre su muerte realmente no me quita el sueño. Pero algo de esta mujer reflejado en las fotos me resulta un imán tremendo. Será esa fragilidad suya de la que he escuchado hablar. Será simplemente que, sin maquillaje, me parece que fue una mujer hermosa.
Una de mis imágenes favoritas (la de arriba) fue tomada por Bert Stern para Vogue, en un shooting (ahora mítico) realizado seis semanas antes de que Marilyn muriera, en 1962. La sesión fue calificada como un desastre absoluto y prácticamente descartada en su totalidad para ser publicada, excepto las imágenes en las que aparece envuelta por ese voluminoso vestido negro. A Marilyn, dicen, le habían horrorizado. Pero muerta la actriz y encumbrado el mito, la sesión resultó una mina de oro que terminó por convertirse en un libro llamado The Last Sitting (si me preguntan, digno de tenerse). Al final, y gracias a la tragedia, Bert Stern tenía en sus manos lo que nadie: Marilyn desnuda, con esa enorme cicatriz de una cirugía de vesícula a la vista y una mirada no sólo sumida en burbujas (qué patraña la recreación que se hiciera con Lindsay Lohan, por cierto). Pero además de las imágenes de esa sesión en particular, hay muchas otras que retratan a esa Marilyn que les digo. Acá les dejo mi muy personal selección.

En la cámara de George Barris.

Un par de tomas de Andre de Dienes.
Imagen de Eve Arnold (quien también tiene un libro dedicado a ella).




De estas tres últimas, debo el dato fotográfico. Espero que nadie se alborote por ello.



"Hollywood is a place where they’ll pay you a thousand dollars for a kiss and fifty cents for your soul"
O eso dijo ella alguna vez.

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