Opino que, sea cual sea el campo en el que se trabaje, ser un buen jefe-empleado son palabras mayores que cuesta harto trabajo pronunciar. Y no cualquiera tiene la dicción necesaria. Yo digo que los aciagos departamentos de RH debieran preocuparse por quienes ocupan esas importantes sillas y darles, junto con su código de ética de la empresa y una lista de sus sagradas responsabilidades, una especie de manualito de Lo que Ud. debe esperar... O, ya de perdis, un decálogo a lo 10-tips-para-reinar-en-un-pestañeo, al menos como para que no se diga que nadie les advirtió. Aquí mis humildes sugerencias, sesudas reflexiones de diversas trincheras. For your consideration.
-Las dotes de psicólogo-adivino son más que necesarias. De otro modo te será imposible agarrarle el modo a cada persona que integra tu equipo y, faltaba más, a tu propio jefe. De poseerlas depende que sepas cuándo conviene apapachar a un subordinado, cuándo regañarlo, cuando está 'en llamas', cuando sólo le está haciendo al újule o cuándo la suegra le agrió la mañana.
-Entender que tus horas más productivas de trabajo son antes de que lleguen todos. Y después de que todos se hayan ido. Ésas son las verdaderas horas de trabajo con goce de cero interrupciones (y de sueldo, claro).
-Se espera que tengas todas las respuesta a imprevistos, situaciones, problemas, dilemas, cuestionamientos y misterios divinos en 3,2,1... Sobra decir que a toda hora debes estar completamente lúcido.
-Cuando hay que dar cuentas por los errores, los verbos se conjugan en 'tú'. Ps sí, eres el que más gana y el responsable del proyecto. Cuando es turno de asumir aciertos, se habla en 'nosotros'.
-Usar audífonos a media mañana para concentrarte es símbolo de 'Vengan ahora con todas sus peticiones', no de 'Estoy concentrado, dénme champucito'.
-Debes aprender a creer que hay gente a la que le pasa de todo. Si una mañana alguien llega tarde y te dice que fue culpa de un marciano, puedes irle creyendo.
-Inevitablemente, todo lo que puede salir mal, sale mal (de ahí la indispensabilidad de contar siempre con plan B, C... y hasta el Z).
-Entre más centrado y justo trates de ser, menos probabilidades tienes de lograrlo. Tarde o temprano terminarás aplicando una política con -40 puntos de rating o tomando una decisión que a nadie le parezca adecuada.
-La gente demanda que le apapaches sus logros, pero jamás se acostumbrará a que le señales sus errores. Ésos, como el alcohol, con moderación.
-Tus superiores te gritarán por una coma; pero a ellos se les pueden olvidar un par de ceros sin que haya razón para reclamos.
-Tu jefe puede tardarse una eternidad en resolverte una duda (o nunca hacerlo), pero tus entregas siempre son para ayer.
-Tus ideas propuestas siempre deben ser creativas. No importa las condiciones bajo las cuales hayas tenido que generarlas.
-Algunas personas se confunden y desorientan ante la palabra planeación. Ya no digamos ante su verdadera ejecución. "Trabajan mejor bajo presión", dicen.
-A toda hora debes traer bien puesta la camiseta. Fines de semana incluidos. Que los jefes no la traigan puesta ni en horas de oficina es una cuestión de jerarquías.
-La gente es olvidadiza hasta decir... ¿qué? Y los olvidos pueden salirte muy caros. Se da por hecho que a ti nada se te puede 'pasar'.
-Se te requiere un promedio de bateo de pretextos y permisos mejor que el de un beisbolista profesional.
-Aunque haya un encargado de sección o departamento, los contactos más inesperados te llamarán directamente a ti, con las ofertas más absurdas, porque sufrimos del mal el-jefe-lo-ve-todo.
-La gente externa a tu oficina está convencida de que lo único que tienes que hacer es atender su llamada o responder a su email.
-Tu chamba es mejorar la chamba de los otros; detener problemas o errores. Pero si lo haces en el último minuto, porque hasta entonces te has dado cuenta, serás un miserable perfeccionista.
-Te debe gustar el juego del gato y el ratón. O no podrás 'corretear' a nadie.
-Adelantado a tu época, es de 'cajón' que cuentes con, al menos, un par de clones, para que mientras uno pierde los días en juntas, otro prepare ese informe o estrategia ur-gen-te y uno más haga tu trabajo.
-La falta de claridad sin lugar a discusiones es tuya. No es que la gente no sepa seguir instrucciones. No, cómo te atreves a pensar semejante atrocidad.
-Todo lo que digas puede ser usado en tu contra (lo que no, también).
-Haz el favor de ser siempre muy propio y estar de buen humor. O caes mal.
Ahora que el camino más fácil para ejercerla de jefe, sin importar el calificativo que le anteceda, es bañarse en cinismo y creerse que serlo sólo consiste en vestirse de traje y poner cara de ocupado porque, para lo que se llegue a ofrecer, están los demás.