martes, noviembre 30

¿Araña en potencia?


Hace unos días me armé de valor para tomar unas agujas de tejer y aprender a hacerlo. O al menos intentarlo. Y digo valor porque no siempre permitirse aprender algo nuevo resulta sencillo. El temor de no hacerlo bien, de descubrir que no tenemos suficiente talento o paciencia para ello puede frustrar o amargar el disfrute. Supongo que sirvió que había té, helado y mucha japichainez de por medio, porque no solo me gustó más de lo que en otro momento hubiera pensado. Me llenó de alegría el simple hecho de montar y enlazar puntos, incluso a sabiendas de que para convertir en maravillas una madeja hay un largo trecho que no sé aún si recorreré del todo. Pero qué importa. Ya fui capaz de reírme de mí misma y el pronóstico (certerísimo) de que tejería apretado. Supongo que si a la mera hora fracaso en la misión de convertirme en una verdadera araña, no me sentiré mal por no haberlo logrado.
Lo que también descubrí con gran fascinación es que tejer es tan hipnotizante como gratificante. Uno se concentra en el ir y venir de la agujas y el mundo se desdibuja. Se sonríe genuinamente por el hecho de ir viendo cómo las manos hacen que una bola de estambre vaya tomando forma de un bufandín, por ejemplo, aunque sea bajo el punto más básico. Y ni hablar de la especie de comunión tan especial, tan gozosa, que genera cuando se hace entre un grupo de mujeres. Con razón nuestras bisabuelas y abuelas tejían y tejían.

lunes, noviembre 29

Strudel para el alma

El otro día el #comandosanrio se reunió a tomar té, comer helado, a aprender a tejer y a hornear strudel de manzana, cuyo proceso de elaboración se documentó gracias a @evesilla y sus rollitos Hipstamatic para el iPhone. Por aquello de que se acerca la época navideña y nunca está de más llegar a una reunión con un buen postre, he aquí la receta paso a paso para hacerlo. Espero que lo saboreen tanto como se debe.

¿Qué se requiere?
1/2 kilogramo de pasta hojaldrada
1 kilogramo de manzanas verdes (4 de tamaño medio).
70 gramos de azúcar
70 gramos de nuez
50 gramos de mantequilla
1 huevo
Canela en polvo al gusto
Azúcar glass para espolvorear

¿Qué hacer?
Cocer las manzanas, con todo y cáscara. Una vez cocidas, cortarlas en cuadritos.


Antes de empezar la preparación, engrasar y enharinar el molde (puede ser una charola para horneado o un pyrex rectangular). Tenerlo listo evitará que se remoje de más la parte de abajo de la pasta ya rellena.


Sobre una superficie enharinada, extender la pasta hojaldrada, calculando que con ella pueda hacerse una especie de gran taco. Hay que cuidar que no quede muy delgada para que a la hora de pasar el rollo al molde, este no se desfunde.


Una vez extendida la pasta, colocar al centro (dejando espacio en las orillas), la manzana cocida. Sobre ella, espolvorear azúcar al gusto, la nuez picada, la canela y la mantequilla en forma de cubitos.


Luego, enrollar la masa (primero en forma horizontal) y cerrar las orillas (doblando el sobrante de masa hacia dentro).


Una vez enrollado, barnizar con el huevo batido y pasar los dientes de un tenedor por las orillas y el centro, para pegar la masa. Precalentar el horno a 250 grados C y hornear durante unos 30 minutos o hasta que esté doradito. Cuando esté listo, sacarlo y dejarlo enfríar un poco para finalmente espolvorear con azúcar glass. Y voilá!

jueves, noviembre 18

11,686 días de existencia


Pues sí, hace ese número de días (que a la vez se traducen en 280 mil 464 horas) abrí los ojos en este mundo. Con todo y lo mucho que en algunas épocas me he quejado y dramatizado, la verdad es que tengo harto, harto qué agradecer. Y llego a este punto de mi vida con mucha, mucha paz, y mucho amor en mi corazoncito. Así que gracias, my fellow universe.


*La bonita litografía de este post es obra de @krakenkhan y un regalo para mi persona del mareado.

sábado, noviembre 13

Atracón de palmitas*


Mis padres siempre han sido más de cine de palmitas que de cine comercial. Así que desde pequeña, asistir a las funciones de la Muestra Internacional de Cine ha sido parte de mis hábitos de entretenimiento. Tanto como los maratones fílmicos de fin de semana. Pero la vida laboral todo lo modifica. De algún modo he mantenido la costumbre de los maratones de fin de semana, aunque de manera más esporádica y quizá en versiones más cortas. También la de ir al cine cada que hay algo que llama mi atención, pero hace varios años que me ha sido imposible asistir a las funciones de la Muestra (acudir a la última función entre semana, después de una larga jornada laboral no siempre resulta muy recomendable). Más bien he terminado por ver alguna que otra de las películas seleccionadas ya en DVD o cuando por suerte llegan a la cartelera comercial centurias después. Pero siempre se me escapa alguna que tenía ganas de ver.
Así tuviera que hacer malabares con el tiempo, este año decidí regalarme el tiempo de ver cada una de las 22 películas en exhibición para celebrar mi cumpleaños. No porque crea que necesariamente todas son unas verdaderas joyas de arte que van a sacudirme las tripas (ya se sabe que ningún director admirado es infalible). Tampoco por mera autoimposición cultural sin sentido o porque me parezca una idea muy cool, sino porque la Muestra me parece una fabulosa ventana al mundo, a la mente y mirada de personas de distintas latitudes y formas de pensamientos. Una ventana a la que no siempre puede uno asomarse sin prisas. Y vaya si me emociona contemplar a través de ella sentada en una butaca de cine. Acompañada los fines de semana, por mi cuenta entre semana. Ya veremos qué tan empachada acabo con semejante atracón.

*Y sí, la palabra es palmitas, no palomitas.

viernes, noviembre 5

#comandosanrio


@evesilla
@monmargo
@alhe_ng
@carolabola
@Lauvs
@nandush
@Lo_opsy

Me preguntan qué carambas es el #comandosanrio, cuyas integrantes se han vuelto identificables en estos días por ciertas similitudes en sus avatares tuiteros (mismos que aparecen aquí en estricto orden de contagio) y el incremento del respectivo tag en sus time-lines (y en el mío, claro). Pues bien, no voy a echar a perder el chiste local explicando con pelos y señales la historia de su conformación. Pero sí diré esto: ¿Ve a usted a cada una de las aquí retratadas? Sígalas. Se trata de un grupo de señorinas de las que puede obtener pequeñas dosis diarias de japi-chainez, alguna que otra receta de cocina, reflexiones cotidianas, recomendaciones literarias, musicales, gráficas y cinéfilas varias y... harto buen humor (y algo de ñoñería y uno que otro sombrerazo, no voy a mentir). Amén de, eventualmente, enterarse de sus sanriescos planes. 
Algunas escriben, otras ilustran o diseñan. O ambas. Tejen, fabrican aretes o joyería. Harta monería, pues. Pero todas se han convertido en algo así como mis gallinas consentidas. Una especie de club de Lulú que me alegra los días. Aunque si a usted no le causan ni pizca de simpatía, aplique el unfollow y listo. Buen día. 








Tres integrantes más: @wikiRamos, @pitirijaz y @guerotix.


*@laugam también forma parte del #comandosanrio, pero aún no contamos con la imágenes que la identifiquen adecuadamente. Manténgase alerta.

miércoles, noviembre 3

Trapitos así...


Miren nomás qué bonitez de muñecos me fui a encontrar por andar buscando una foto para ilustrar mis impresiones de Let the Right One In. La responsable de su confección se encuentra aquí merito.

Juegos de palabras

Para mí, escribir es jugar con las palabras. Se trate de escogerlas, darles un orden y un sentido determinado para comunicar una idea simple, describir una situación, relatar un hecho, retratar a una persona, despertar emociones o... conjugarlo todo y sumergirte y sumergir a otros en un mundo entero. Un juego que todos jugamos incluso sin darnos cuenta en muchos y variados niveles de dificultad. Pero un juego más propio es enunciar palabras que por sí solas me divierten, que me gusta cómo suenan o lo que me evocan (aunque en forma estricta no tenga que ver con su significado). Me fascina encontrarlas (más por casualidad que con deliberación), pronunciarlas, saborearlas y archivarlas en ese cajoncito especial que he creado para ellas en mi mente.
Hace unas semanas me encontré con un personaje que en la primera página de su historia (Una pantera en el sótano) hablaba más o menos de lo mismo. Su nombre es Profi. Y me hizo comprender que el autor detrás de él me iba a hacer pasar muchos grandes momentos, no sólo al hacerme reflexionar con lo que escribe, sino por su amor notorio a las palabras y a jugar con ellas. Doy gracias, pues, por la existencia de Amos Oz.

Y acá, el susodicho parrafito:

El mote de Profi se me quedó desde que era pequeño. Es el diminutivo de profesor, por la manía que tengo de jugar con las palabras. (Todavía me encantan las palabras: coleccionarlas, ordenarlas, mezclarlas, darles la vuelta, formarlas. Más o menos como hacen los que aman el dinero con las monedas y los billetes, o los que aman el juego con las cartas). 

martes, noviembre 2

Camposanto












Los vientos dan vida; las sombras, paz.

Me gustan los panteones. Caminar por ellos. Contemplar las lápidas, los mausoleos, las tumbas, las esculturas, las flores que los habitan. En buen estado o derruidas. O a medio camino entre uno y otro. Pero, sobre todo me gustan su paz y su silencio tan peculiares. Hoy que caminamos por uno, lo recordé. Como también mi amor olvidado por apretar el obturador.


*La última foto es obra del mareado. Y la frase la tomé de una de las lápidas del panteón. 

lunes, noviembre 1

Sueños arbóreos


Me encandilan los árboles. Admirarlos. Pasear entre ellos. Escuchar cómo su follaje se comunica con el viento. Tocar su corteza. Olerlos. Contemplar sus cambios estacionales. Pero también los nombres que alguien ha tenido a bien ponerles, aunque al escucharlos o leerlos no distinga claramente unos de otros. Así cambien de nombre según la región que los alberga. Como sea, yo sueño con bosques de abedules, rododendros, abetos, acacias, ceibas, adelfas, álamos, robles, fresnos, mirabobos, olmos, cipreses, sauces, sicomoros, ahuehuetes, pirules, ailes, sequoias, baobabes, ginkgos, cerezos... Aunque según he encontrado, por mi fecha de nacimiento, el castaño es mi árbol. ¿Será?

*Los de la foto son unos baobabes, que sólo se dan en África, concretamente en la región del Sahara. Habrá que ir a embelesarse en vivo con ellos algún día (la foto es de blogverde.com).